Ahora con el tema del mundial, parece que a muchas se le despertó la botinera que tenían adentro. Y vamos a provecharnos de eso para hablar de un tema que a todos nos pasa y creo que nadie queda afuera porque todos lo hemos hecho. Vieron ese momento cuando estas con una persona, quizás no de novio, pero bastante bien. Donde parece que podría al menos ser estable.
A lo que me refiero, lo sé estoy dando muchas vueltas, es a esos apodos que nos vamos poniendo que pasan de lo cursi y tierno a lo patético. Y en ese momento estamos tan embobados que no nos damos cuenta de lo que estamos diciendo o de lo que nos están diciendo.
Casi todos esos apodos que nos ponemos con tanto amos terminan en “ito” o “ita”, no importa que te está diciendo si termina de esa forma queda de lo más tierno. Y empezamos: amorcito, gordito, flaquito, bonito, chiquito, lindito, tontito, feíto, boludito, muñequito, cosita, corazoncito y otros que no tienen el “ito” al final pero son muy comunes como bebe, princesa, mi reina, nena y podemos seguirlo pero basta.
Y después tenemos los apodos de alimentos, porque parece que nos volvemos más irresistibles si nos llamamos como comida: bomboncito de chocolate, corazón de melón, pastelito, galletita, bizcochuelo de dulce de leche, bola de fraide aunque la verdad que no sé hasta que punto esto pasa a lo tierno.
Pasamos ahora de ser “comida irresistibles” a animales adorables a veces, feroces en otras ocasiones y hasta desagradables también porque no, pero si viene de esa personita que tanto queremos todo pasa a ser tierno y dulce. Y nos convertimos en conejitos, ositos, leoncitos, tigrecitos, pingüinitos, cerditos, vaquitas, toritos, pulguitas, piojitos, mosquito y así somos la fauna completa del planeta tierra.
Y de estar en la tierra ahora nos vamos al espacio porque están esos apodos fuera de nuestra alcance como ser: solcito, cielito, estrellita, motor de mi vida, mi universo entero, mi mundo. Y así sigue la curseria.
Ahora los que más me gustan, son esos inventados que no dicen nada pero lo dicen todo, que nos salen de la nada y simplemente quedan: popurrí, cuchurrumi,
Pero en fin más allá de esos estúpidos apodos empalagosos y bastante patéticos como decíamos, al principio, todos hemos caído en ellos por culpa de la fastidiosa cárcel que nos provoca el amor. Y si hay amor porque no expresarlo de esa manera cursi. Si al fin de cuenta, sean como sean salen del corazón.
Yo solo quiero decir que sigan esos apodos patéticos que demuestran que el amor está en el aire constantemente.
Besitos a todos!!
Atte: Flor “la misionera”.

No hay comentarios.:
Publicar un comentario